Concejo de Pipaon
La encantadora villa de Pipaón, enclavada en el municipio de Lagrán y perteneciente a la cuadrilla de Montaña Alavesa-Arabako Mendialdea, se encuentra al sur de la provincia de Álava, cerca de la majestuosa Sierra de Toloño-Cantabria. Sus fronteras territoriales se extienden hacia la comunidad de Laño, Pipaón y Peñacerrada al norte; mientras que al sur limita con Samaniego y Laguardia. Al este, limita con Lagrán, y al oeste con Peñacerrada.
El paisaje del municipio está atravesado de sur a norte por el serpenteante río Inglares. Pipaón se sitúa a una altitud de 843 metros en el corazón de su territorio, en estrecha proximidad a la ribera izquierda del río, rodeada por majestuosas montañas. Es especialmente notable la zona sur del municipio, atravesada por la imponente Sierra de Cantabria, donde las cumbres más destacadas alcanzan alturas que oscilan entre los 1.000 metros y los 1.366 metros del monte Cervera.
Historia
Pipaón, cuyos primeros registros escritos datan del año 1191, figura como límite jurisdiccional de la villa de La Puebla de Arganzón. Durante el siglo XIII, este enclave aparece mencionado en diversas ocasiones, incluido el fuero de la villa de Treviño. Originariamente, Pipaón fue una de las siete aldeas que formaban parte de la jurisdicción de la villa de Peñacerrada, cuya fundación se remonta a algún momento indeterminado del siglo XIII.
En 1337, Pipaón, junto con Peñacerrada y las demás aldeas bajo su dominio, fue cedida por el rey Enrique III de Castilla como recompensa por los servicios prestados a Diego Gómez Sarmiento, quien estableció su señorío sobre la región. A partir de entonces, el territorio quedó bajo la autoridad de la Casa de Sarmiento, quienes ostentaban los títulos de Condes de Salinas y, posteriormente, de Duques de Híjar desde el siglo XVII. Incluso en el siglo XVIII, los habitantes de Pipaón aún pagaban un tributo de 24 reales a estos últimos como parte de sus obligaciones feudales, en lugar de los pollos que anteriormente entregaban anualmente a su señor.
Después de siglos bajo el dominio de las Tierras del Conde, los residentes de Pipaón lograron adquirir su libertad mediante la compra del título de villa a la Corona. Este acontecimiento histórico se materializó el 2 de noviembre de 1802, cuando el rey Carlos IV les otorgó el ansiado título, liberándolos así de la jurisdicción de Peñacerrada y de los Duques de Híjar. Como símbolo de esta libertad recién adquirida, se erigió un poste con una cruz y una argolla en la entrada de la villa.
Tras las reformas liberales del siglo XIX, Pipaón se constituyó como municipio independiente y así subsistió hasta 1977. Debido a su reducida población y limitados recursos económicos, el ayuntamiento decidió solicitar su anexión al pueblo vecino de Lagrán. En consecuencia, Pipaón se convirtió en una entidad local menor (concejo) e integró el municipio de Lagrán como parte de su estructura administrativa.Imágenes
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Patrimonio cultural
El diseño urbano de Pipaón es un reflejo de su pasado como un pueblo en movimiento. Sus calles se organizan alrededor de una calle principal que sigue la ruta de un antiguo camino, con tres calles adicionales paralelas, una al norte y dos al sur. La orientación este-oeste del trazado está marcada por un arroyo al sur del casco urbano.
Las construcciones, en su mayoría reconstruidas en este siglo, muestran detalles como escudos y portadas de sillería que datan de los siglos XVI y XVII. Destaca especialmente la casa número 6 de la Plaza Mayor, conocida por su arquitectura distintiva.
La iglesia parroquial, dedicada a la Exaltación de la Santa Cruz, tiene sus orígenes en una estructura románica del siglo XIII, aunque fue reconstruida entre finales del siglo XVI y principios del siguiente. Aunque renovada, conserva una portada de arco apuntado que evoca su pasado. El templo, de planta rectangular con ábside poligonal, está cubierto por bóvedas estrelladas. El altar central, de estilo rococó y datado en la segunda mitad del siglo XVIII, es una joya arquitectónica. Además, cuenta con altares laterales dedicados a diversas advocaciones, como el Crucificado, la Virgen del Rosario, la Purísima Concepción y San Roque, todos ellos de estilo barroco avanzado. Entre ellos, destaca el altar del Santo Cristo, con una talla excepcional sobre un fondo pintado.
La ermita de San Sebastián, ahora utilizada como capilla del cementerio local, guarda una hermosa imagen del santo que data del siglo XVI. También se destaca una casa de gran belleza, que cuenta con un escudo de armas de gran tamaño. Según la tradición local, esta casa fue el convento donde vivió San Ildefonso.
El Museo Usatxi de Pipaón
El Museo Etnográfico Usatxi de Pipaón es una destacada institución situada en la localidad de Pipaón, en municipio de Lagrán, Araba-Álava. Su objetivo principal es ofrecer una mirada detallada sobre la vida cotidiana de las comunidades rurales a fines del siglo XIX y principios del siglo XX.
Gestionado por la Asociación Cultural Usatxi, este museo fue concebido gracias a la iniciativa de la historiadora y etnógrafa Pilar Alonso Ibáñez, quien durante años ha recopilado una amplia variedad de objetos y utensilios que reflejan la riqueza y diversidad de la vida rural de la época. Todos los elementos exhibidos en el museo han sido generosamente donados por los habitantes locales.
El museo ocupa una antigua casa perteneciente a la familia Ruiz de Samaniego, cuya fachada aún luce el blasonado de su escudo. Esta casa, distribuida en tres plantas, representa fielmente la estructura tradicional de las viviendas rurales de la zona.
Cada una de las plantas del museo está dedicada a un aspecto específico de la vida rural de aquel entonces. En la planta baja, destinada al trabajo, se exhiben diversos aperos y herramientas de uso cotidiano en las labores del campo. La planta primera, por su parte, recrea la vida doméstica y cotidiana, incluyendo trajes típicos de la época. Por último, la planta superior está dedicada a mostrar las diversas costumbres y tradiciones que constituían el tejido social de la comunidad, como juegos, fiestas y rituales.
Jornadas de Etnografía Viva
El último sábado de agosto marca el inicio de las esperadas Jornadas de Etnografía Viva, un evento que nos transporta a los albores del siglo XX para explorar la vida y las costumbres de antaño. Durante esta jornada tan especial, los habitantes de la villa se visten con trajes típicos de la época y se sumergen en diversas actividades tradicionales propias de la vida rural.
Entre las actividades destacadas se encuentran la siega de los campos, la colada en el lavadero, la elaboración de carbón en las carboneras y la preparación artesanal del pan. Estas labores, que alguna vez fueron la columna vertebral de la vida cotidiana, cobran vida una vez al año gracias al esfuerzo y la dedicación de la comunidad local. Es una oportunidad única para sumergirse en el pasado y apreciar de cerca las prácticas y tradiciones que han dado forma a la historia de la región.